Así es como describiría estos dos meses en Richmond Vale Academy. Somos 17 voluntarios de 9 países distintos... cada cuál con sus ideales, sus objetivos, sus ganas, sus tristezas y sus alegrías, sus sueños y frustraciones... cada cuál con su corazón. Vamos caminando juntos. Caminando y dando la mano cuando se puede, pues no hay más que podamos hacer. Sospecho que de eso se trata el aprendizaje; poco a poco abrir más los ojos y ver nuevas culturas, nuevas formas, nuevas perspectivas... Y entonces ofrecer lo poco que tenemos, lo mucho que somos y caminar juntos.
Una de las actividades que genera más polémica y fricciones dentro del grupo es la de recabar fondos; pues es aquí donde descubrimos que nuestros intereses son distintos y con ellos, nuestras formas de ver el trabajo, el tiempo, el estrés, y la disciplina. Pero es también una actividad donde -si nos ponemos listos- podemos sorprendernos al descubrir talentos que teníamos escondidos y capacidades que no habíamos desarrollado... y esto es aprendizaje.
Así pues, este caminar se va nutriendo con lo que cada uno aporta. Poco a poco vamos creciendo y vamos entendiendo que aunque seamos distintos, aunque hablemos distinto idioma, aunque nuestros objetivos y razones para estar aquí no coincidan... todos tenemos un corazón que BUSCA. Hemos sentido o visto una necesidad y hemos ACTUADO al respecto... y eso es más que suficiente para que valga la pena ir CAMINANDO JUNTOS.
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